Horizonte de sucesos


Hace ya dos millones de años luz que la astronave orbita alrededor del cúmulo. Expulsada por la velocidad radial de la galaxia, atraviesa el polvo interestelar en busca del portal esquivo a los radares. El cosmopalacio esconde detrás del brillo superficial un caos granítico. La volatilización es inminente. No hay materia que logre escapar del gran agujero negro. Nada ni nadie será testigo de la evanescencia: la luz caerá también en la trampa.

Este trabajo alude al carácter esencial y absoluto de aquello que no puede ni podría ser visto. Construye un relato posible, un imaginario, una realidad que deviene de un imposible. Todo evento actual o pasado situado detrás del horizonte de sucesos no forma parte del universo observable. La luz emitida desde dentro jamás podría alcanzar a un observador situado fuera pero un observador dentro podría observar los sucesos del exterior. Constituido como frontera espacio-tiempo, el horizonte de sucesos representa el punto de no retorno.